miércoles, 17 de noviembre de 2010

 

Un estudio arquetipal de los cuentos de hadas "Barba azul" y "La bella y la bestia"

Los cuentos de hadas, cuentan con un material que es puente entre el Inconsciente personal y el colectivo, al ser una manifestación conocida de imágenes y símbolos arquetípicos. Estos siguen un modelo de completamiento en el individuo (Individuación), y al traducir y comprender dichos símbolos, pueden tener un efecto curativo. Para ello es preciso descubrir los arquetipos subyacentes que representen en secuencia los niveles del proceso. En este artículo interesa especialmente, los arquetipos que ayudan a la mujer en su proceso de individuación, cómo pueden activarse o desactivase, cómo pueden guiar, cómo toman diferentes formas, cuáles son sus metas y sus temores, cómo pueden llegar a ser luminosos u oscuros, según lo requiera cada mujer y según el nivel en el que se encuentre. Todo esto a través del recorrido de las protagonistas de dos cuentos: La Bella y la bestia y Barba azul. Cada mujer necesitará estar atenta al llamado para emprender la travesía que la lleve al aprendizaje requerido y la oportunidad de escuchar todo lo que su sombra tiene que decirle e integrarla. En los cuentos seleccionados después de atender al llamado e iniciar el camino, las protagonistas se enfrentan a sus dragones tomando los recursos de sus propios arquetipos y aprenden cómo preparar su psique para próximos dragones. Esa es la experiencia que les queda, sin ésta no hay conciencia. El potencial para crecer está ahí, cada mujer puede decidir quedarse ahí o hacer uso de su fuerza creativa femenina para continuar el viaje.

Introducción

Los cuentos populares nos hablan de un inconsciente colectivo, pero ¿qué es esto? Jung decía que ninguno de sus conceptos había tropezado con tantos malentendidos. Es necesario, entonces, aclarar la diferencia entre el Inconsciente colectivo, y el inconsciente personal. Mientras que el Inconsciente personal, consta de contenidos que fueron conscientes alguna vez y desaparecieron por haber sido olvidados o reprimidos, los contenidos del Inconsciente colectivo, nunca estuvieron en la consciencia, ni fueron adquiridos por el individuo, sino que existen gracias a la herencia. Y lo constituyen formas preexistentes, que pueden llegar a ser conscientes solo de modo secundario, y que dan formas definidas a ciertos contenidos psíquicos, y son los llamados arquetipos; pero no se trata de ideas en el sentido platónico, sino que son formas inconscientes, pero activas, vivas, que prefiguran instintivamente e influencian el pensar, sentir y obrar. No están determinados en el contenido sino en la forma y esto solo relativamente. Un arquetipo está determinado en su contenido sólo cuando es consciente y eso es porque ha sido rellenado con el material de la experiencia consciente. Hay que tomar en cuenta que aquello a lo que aludimos con el término de arquetipo no es en sí perceptible, pero ejerce efectos que posibilitan representaciones arquetípicas perceptibles.

Los cuentos, y específicamente de hadas, aportan un material que sirve de puente directamente entre el Inconsciente colectivo y el personal, ya que son una manifestación conocida de los arquetipos. Marie Louis Von Franz en su análisis sobre el origen de los cuentos de hadas, nos dice que los cuentos son la expresión de los procesos psicológicos del inconsciente colectivo y que constituye un sistema relativamente cerrado que expresa un sentido psicológico esencial traducido a una serie de imágenes y símbolos.

Por eso es que Jung aplica a la tradición mitológica una regla: "no se propagan relatos de cualesquiera acontecimientos pasados, sino sólo aquellos que expresan un pensamiento de la humanidad, pensamiento general, y que siempre vuelve a remozarse". Por lo tanto, tiene que haber mitos típicos como verdaderos instrumentos que sirvan a los pueblos para elaborar sus complejos psicológicos. La disposición de los símbolos arquetípicos, sigue un modelo de completamiento en el individuo, y una comprensión adecuada de los símbolos puede tener un efecto curativo.

En los mitos y los cuentos, igual que en el sueño, el alma dice algo sobre sí misma y los arquetipos se manifiestan en su interacción natural como "modelación, remodelación, eterna conservación del eterno sentido".

Ahora bien, para Jung lo importante era descubrir los arquetipos del inconsciente colectivo subyacentes al transcurso de sanación y evolución de sus pacientes, y a esto lo llamó Individuación, y puso especial atención en tres arquetipos que representaban secuencialmente los estadios del proceso de individuación: La Sombra, que personifica todos los rasgos personales ignorados o negados (representados generalmente por figuras del mismo sexo); el anima/animus, que sirve de conexión con el Inconsciente colectivo impersonal (representado por una figura del sexo opuesto); y el Self, arquetipo de la totalidad y trascendencia y que vendría a ser el espíritu en los cuentos populares.

Estos tres arquetipos se tratan en el artículo, junto con el arquetipo de Iniciación del héroe. Jung a través del análisis de escritos y fantasías de una de sus pacientes, haciendo paralelo con mitos antiguos, asignó al héroe el papel de crear conciencia, sacrificando a la "madre", es decir esa actitud infantil pasiva, asumiendo la realidad de una manera adulta o abordando la realidad de una manera activa.

Otros arquetipos que se tratan, son algunos de los que Pearson propone en su libro Despertando a los héroes interiores, como el arquetipo del Inocente, el Bienhechor, el Guerrero, el Destructor, el Mago, el Sabio -que vendría a ser el espíritu-, el Bufón, y las sombras de todos estos.

Es importante para este estudio, tomar en cuenta, que todo arquetipo siempre parece implicar a otro y a la vez cada arquetipo tiene una serie difícilmente abarcable de aspectos y símbolos, y cada símbolo puede tener un sentido positivo y uno negativo, puede contener en sí, una cara diurna y una nocturna, son pluridimensionales y pueden expresar la primera bipolaridad y la síntesis de los contrarios.

En el presente artículo, se escogieron dos cuentos en donde la figura central es femenina, lo cual no quiere decir necesariamente que se trate de la psicología de la mujer, ya que podría estar representando a la vez la proyección del anima de un hombre. El hecho de que el último autor o recopilador de este escrito sea en el caso de Barba azul, un hombre, Charles Perrault, y en el caso de la Bella y la bestia, una mujer, Madame Leprince, solo refleja una parte del contenido. Cuando se interpretan desde un ángulo femenino proporcionan un rico material que tal vez no sea muy revelador ante el punto de vista masculino, pero en este caso, lo que se pretende, sí es darle un enfoque al proceso femenino, haciendo una comparación entre ambos cuentos y ver algunos de los caminos posibles que cualquier mujer se encontraría en su trayecto. Se propone, que en una situación arquetipal, la mujer percibe y actúa de acuerdo a un esquema básico inherente en ella, pero cuyo principio es igual para todos los hombres y mujeres, porque no es material reprimido, sino que ha estado ahí desde un principio. Y cómo en la interacción de símbolos y arquetipos, la heroína de cada cuento, según su desarrollo y su momento, escoge su propio camino.

Acercamiento al proceso femenino a través de arquetipos en los cuentos de hadas

Es necesario, para empezar, aclarar algunos términos pertenecientes a la teoría analítica, en relación con el arquetipo, como son anima y animus. El anima es un arquetipo que en su proyección tiene siempre una forma femenina con determinadas propiedades, representa también al arquetipo de la vida; en cada hombre y mujer existen estos arquetipos, pero el anima como arquetipo femenino es una figura que compensa la conciencia masculina, personifica las tendencias psicológicas femeninas en la psique de un hombre, manifestándose desde el inconsciente su lado femenino interno. El animus como arquetipo masculino viene a ser la figura que compensa la conciencia femenina, y así como el hombre hace brotar parte de su creación de su femenino interno, así también el masculino interno de la mujer crea elementos capacitados para fecundar lo femenino del hombre. Cualidades como iniciativa, objetividad y raciocinio, son las que, entre otras, depositará el animus en la conciencia de la mujer si ésta sabe reconocer en su inconsciente este arquetipo de una manera positiva y le da un buen uso.

Una mujer poseída por su animus corre el peligro de perder su femineidad, que es su calidad de lo femenino, su persona femenina adaptada, lo mismo que el hombre en igualdad de circunstancias corre el riesgo de perder su masculinidad. El arquetipo ya sea anima o animus es una figura femenina ó masculina en la psicología del hombre ó de la mujer, respectivamente. Y se expresa en los mitos, la idea de estas energías dentro del mismo cuerpo. Cabe aclarar, que estos arquetipos anima y animus, se presentan en forma negativa, y también lo hacen en forma positiva, como fuente de iluminación.

Las diosas de la mitología griega, por ejemplo, nos proveen de una necesaria participación con la esencia original y profunda del ser de cada uno. Shinoda Bolen afirma que cuando dejamos de adorar a la diosa y de respetar el ciclo de las estaciones y de la vida, perdemos nuestra relación con la tierra, lo que puede llevarnos a estados depresivos, por lo que se vuelve urgente restablecer la relación con la madre naturaleza, con el arquetipo de madre en su aspecto femenino.

El no reconocer a las diosas, el tenerlas dormidas puede hacer que al invocarlas se tenga un despertar violento, ya que cuando una mujer comienza a sentir y experimentarse, y se despabila su verdadera feminidad, suele desencadenarse la furia de la diosa abandonada, por lo que necesita reconocer que sus antepasadas corrieron quizá peor suerte que ella y no pasaron por etapas de iniciación en la feminidad, y así dejaron a sus hijos una herencia de cólera femenina inconsciente.

Shinoda, desarrolla una teoría a través de la perspectiva Junguiana, en la que reconoce que las mujeres activan a determinadas diosas en su vida psíquica, habla de patrones internos que toman la forma de diosas arquetípicas de la mitología griega. Menciona que cuando una mujer siente que existe una dimensión mítica en lo que emprende, este conocimiento entra en contacto con ella para afectarla e inspirarla, por lo que los mitos evocan sentimientos e imaginación y tocan temas que forman parte de la herencia colectiva de la humanidad. Esta autora va más allá al preguntarse si la parte animus se podría reconocer o equiparar también con un arquetipo femenino, qué necesidad tendrá una mujer cuyo arquetipo dominante sea el de la diosa griega Hestia, si el de desarrollar su animus o el de tener a Artemisa y Atenea como arquetipos activos. Los sentimientos subjetivos y personajes que aparecen en los sueños pueden llegar a determinar si este contenido está asociado a un animus masculino o a un patrón femenino de diosa, según sea la forma de responder de cada mujer. Reconoce que los arquetipos femeninos activos en Artemisa y Atenea, pueden proporcionarle a la mujer, acceso a las capacidades de expresión y firmeza, al igual que puede hacerlo el animus o la parte masculina de su personalidad. Habla de que un animus bien desarrollado, es como un varón interno al que se puede requerir, pero puede ser también que ésta lo sienta ajeno a sí misma. Entonces, una mujer puede descubrir que la competencia en el mundo le llega a través de las cualidades de Atenea o Artemisa, o del desarrollo de su parte masculina. De todas formas es una imagen arquetípica interna, sea reconocida o no.

Para Von Franz, el ánima es como la mujer interior, por medio de la cual, los hombres expresan su lado interno femenino, mientras que el animus, viene a ser el hombre interior, por el que las mujeres expresan su lado interno masculino; habla de la gran importancia que tiene el reconocer a éstos elementos como fuerzas interiores y buscar de alguna forma la interrelación entre ambos.

Woodman, reconoce que el animus positivo se manifiesta en la energía creativa de la mujer, dice que es el amante interior y el guía que conduce hacia el sí mismo. Es una realidad psíquica que actúa como un transformador de energía y al aceptarlo, la mujer se abre a una dimensión de su sexualidad. Lo que es aceptable también en el caso del hombre; por el contrario, si vive ignorando sus sentimientos y se deja guiar sólo por opiniones racionales, traicionará de esta forma su alma.

El animus representa un dios que puede ayudar a la mujer a reconocer y potenciar su parte masculina. Hay una variedad de arquetipos, que así como las diosas mitológicas, pueden actuar como modelos de independencia y guías, ya que están vivas en la psique de una mujer y esperan ser reconocidas para actuar en quien las invoque.

El camino que se propone en este artículo es precisamente, primero buscar esos arquetipos en los dos cuentos escogidos, ver cómo se activan y desactivan a través del contenido del cuento y cuáles son los arquetipos que finalmente acompañan a la protagonista hasta el final. Cuáles son los que le ayudan a superar los obstáculos, y cuáles los que la ayudan a reflexionar. En suma, cuáles son los que la protagonista femenina tiene que activar y en qué momentos para conseguir el resultado. Los arquetipos en el cuento, se ven a través de los diferentes personajes, tanto femeninos, como parte de su feminidad, como masculinos, como representantes de su animus. Como en los sueños, se trata de la ley de compensación, la cual, según Jung caracteriza los productos del inconsciente. Así, en los cuentos de hadas, el material inconsciente, ayuda a mantener una actitud consciente en un equilibrio saludable, es decir, tienen una función sanadora. La diferencia es que siendo una manifestación conocida de los arquetipos, en los cuentos de hadas, se trata de formas específicamente acuñadas y transmitidas a través del tiempo, y en los sueños la manifestación es inmediata, más individual y más comprensible o ingenua.

En el cuento, de Perrault, Barba Azul, el esposo-monstruo degüella a sus esposas la primera noche de bodas. A la última de ellas le entrega una llave, que tiene una huella indeleble de sangre, y le advierte no abrir la puerta prohibida de la habitación secreta. Pero ella, sin resistir a la tentación de la curiosidad y desoyendo las advertencias, abre la puerta prohibida y encuentra, envueltas en sangre, los cadáveres de las anteriores esposas de Barba Azul, quien, luego de sorprenderla, la condena a morir como a sus predecesoras por el simple hecho de haberle desobedecido. Aquí empieza su lucha por su propia vida, se ayudará de varias estrategias para salir victoriosa, como su estrategia de rezar, y de varios arquetipos: sus hermanas ayudando y viendo por ella, y sus hermanos que vienen a salvarla. Al final el esposo-monstruo, que al principio fue tan generoso, y luego un asesino descubierto, recibe el castigo que se merece.

Según Von Franz, "muchísimos mitos y cuentos de hadas hablan de un príncipe convertido por hechicería en un animal salvaje o en un monstruo, que es redimido por el amor de una doncella: un proceso que simboliza la forma en que el animus se hace consciente,como en el caso del cuento la Bella y la Bestia. En este cuento de Madame Leprince de Beaumont, El padre de la Bella comete una trasgresión en el palacio de la Bestia y éste le pide que lleve a su hija menor si quiere vivir, el padre no quiere, pero la hija se sacrifica y después de vivir en el palacio un tiempo aprende a amarlo por sus virtudes. Cuando la Bestia le permite visitar a su padre y la estadía en la casa paterna se alarga, la bestia está a punto de morir por la promesa incumplida de la Bella, ella aparece en los últimos momentos y se da cuenta de cuánto lo ama, lo cual rompe el hechizo que le había impuesto un Hada poderosa al príncipe para enseñarle que la virtud es mejor que la belleza y la inteligencia cuando hay arrogancia. Aquí el personaje de Bella también atraviesa por un proceso en el que tiene que librar batallas y pruebas y aprender de esos arquetipos que se presentan en la historia, que son: sus hermanas, hermanos, padre, la Bestia, y la misma Hada, a parte de todos los otros arquetipos que tiene que activar y desactivar para ser asertiva.

Mismos arquetipos en los dos cuentos de hadas, diferentes procesos

Como dice Pearson, cada arquetipo trae una tarea, un don, que en conjunto nos enseñan cómo vivir y se encuentran en nuestro interior. En ambos cuentos se puede ver claramente, como la protagonista al inicio del cuento, antes de empezar su travesía de héroe, se encuentra presente el arquetipo del inocente, es un ambiente lleno de optimismo y confianza (aunque la confianza no esté justificada). Tanto Bella, como la hija menor en el cuento de Barba azul, se encuentran seguras en su casa, con su familia y gozando no tanto de riqueza, como de seguridad. Pero ya muy pronto, se cierne sobre ellas una sombra, en el caso de Bella, el padre cae en desgracia y empiezan a tener problemas económicos; en el otro caso, el vecino rico Barba azul, ha tenido ya antes varias esposas y nadie sabe de su paradero. Ahí, cuando algo sale o parece mal, es cuando empieza el aprendizaje, está presente la Sombra del Inocente, no se es capaz de analizar lo que sucede, más bien hay negación para no ver lo que está pasando realmente, pero se recupera pronto el optimismo, y así mientras una anima a la familia y hace todos los quehaceres, la otra empieza a ya no ver tan feo el azul de la barba y se deja seducir.

Se está recién, en la preparación del largo viaje hacia el encuentro con uno mismo, que es la travesía del héroe. En el momento en que mensajeros peligrosos amenazan la estructura de seguridad que se ha construido para uno y para la familia, pero a la vez "diabólicamente fascinantes", porque como nos dice Campbell,"llevan las llaves que abren el reino entero de la aventura deseada y temida del descubrimiento del yo". Es el reencuentro con la propia naturaleza, con los orígenes, con la parte salvaje de la mujer, que tiene que conectarse con las partes más oscuras. Ambas muchachitas van a tener un encuentro con el depredador, el captor, el hombre oscuro que vive en la psique de todas las mujeres. "Fuerza psíquica incontrovertible que hay que refrenar y aprenderse de memoria".

Dice Pinkola que para refrenar ese depredador va a hacer falta que la mujer conserve todas sus facultades instintivas como perspicacia, intuición, resistencia, capacidad de amar con tenacidad, aguda percepción, previsión, agudeza auditiva, capacidad de cantar por los muertos, de sanar intuitivamente, y de cuidar las propias hogueras creativas. Esta sería una forma de ver el proceso de preparación para enfrentar el problema, Pearson, habla de cuatro capacidades con las que se debe empezar ese proceso: anhelar, desprenderse, amar y crear.

Entonces el héroe (heroína en estos casos) inicia su aventura desde lo cotidiano, hacia una región desconocida, donde va a enfrentar fuerzas sobrenaturales y eventualmente ganar una batalla decisiva, de donde va a retornar a otorgar dones a sus hermanos. La travesía, nos dice Pearson, consiste en una metamorfosis. En donde hacerse responsable por completo de la propia vida, transformar y curarse (y a otros), desapegarse y comprometerse con la verdad, y ser alegres y espontáneos, son en sí lo que se obtiene del viaje del héroe.

Lo que hace héroe al ego de estos personajes femeninos, es la nobleza de espíritu manifestada en preocupación y compasión, se trata de separarse lo suficiente de la visión colectiva para formar sus propios valores, opiniones y deseos independientes y usarlos sin fines egoístas. Los arquetipos: Inocente, Huérfano, Bienhechor y Guerrero, las ayudarán a hacerse responsables, a tener carácter y confianza, también el sentido de interdependencia y de hacer la parte que les corresponde, así como el coraje para pelear por ellas mismas o por los demás. Esto ayuda a formar el Ego dentro del que puede fluir el Alma. El despliegue de lo Femenino dentro del alma permite al "yo" individual empezar a retornar y concretar con su ser más vasto, que es el cuerpo, con su alma y con su espíritu universal, como nos dice Colegrave.

Shinoda Bolen, propone tomar conciencia, poniendo nombre a los arquetipos y detectándolos (cada mujer), en sí mismas, para más adelante aprender a elegir con cuáles aliarse y cuáles rechazar. Y agrega que no es fácil hacer esto, implica una atención vigilante para ser capaces de percibir a través de la intuición la conciencia arquetípica dentro de ellas mismas.

Pearson, hace un mapa de lo que sería la travesía del héroe en cada enfrentamiento con el dragón/problema, que resulta como una espiral: Primero se abre el aprendizaje: algo sale mal, y al principio no se desea considerar el problema (la Sombra del Inocente), luego recupera el optimismo (Inocente), y se lanza a investigar la situación. Lo que sigue es una sensación de impotencia y dolor, pero luego se recurre a la ayuda de alguien (Huérfano). Luego reúne sus recursos y desarrolla un plan para abordar el problema (Guerrero). Al implementar el plan también se ocupa del apoyo emocional que requiere él y los otros (Bienhechor). Recolecta más información (Buscador), abandona esperanzas y vanas ilusiones (Destructor) y hace nuevos compromisos de cambio (Amante) para poder producir una nueva solución (Creador), es decir, responde a una crisis como una manera de crecer y de ser más de lo que era. Una vez resuelta la crisis, se pone a considerar qué pudo haber hecho para contribuir al problema (Gobernante) - si así fue- y actúa para reparar esa parte de su vida (Mago) de modo que no la repita o conforta su parte dolorida por un problema que no ayudó a generar, y eso le permite considerar qué puede aprender de una situación semejante (Sabio). El aprendizaje lo libera para que pueda seguir disfrutando de la vida (Bufón) y continuar confiando en los procesos de la misma (Inocente).

La Bella y la Bestia

Una vez que se dio el primer paso, el siguiente será distinto en cada caso. En el cuento de la Bella y La Bestia, Bella que hasta este momento ha sido ecuánime y no ha perdido ni el optimismo, ni la esperanza, va a dar un paso más en su proceso, el padre pierde de golpe su fortuna y tienen que irse a vivir a una casa en el campo. Aquí se activa en ella el arquetipo del Huérfano: Se pierde la seguridad y falta la nutrición. Pero en ella está presente el arquetipo que no pierde las esperanzas ni se sienta a llorar "-nada obtendré, por mucho que llore. Es preciso tratar de ser feliz en la pobreza".

Sus hermanas, que en todo momento se comportan cínicas y enojadas por la pérdida de la fortuna, vienen a representar la parte de Bella que tiene que ver con el arquetipo de la sombra del Huérfano, es su parte que boicotea, y traiciona sus propios valores. Al traicionarse se entrega a un enemigo interior, creyendo protegerse contra otras heridas, pero no, esas vidas falsas e inauténticas de las hermanas solo quieren eludir el dolor y hacen que la herida sea más grande, y así se vuelven contra sí mismas. Bella sabe que ellas se sienten impotentes y paralizadas por el dolor, y que necesitan amor, apoyo y ayuda para salir de su inmovilización, por eso es que son victimarias y las ayuda para que no se queden en el cinismo. En este cuento, el hermano interior del mismo sexo es negativo, la sombra, las hermanas hostiles que adquieren el carácter de una figura interna como un alter ego, que expresan el profundo deseo de muerte del ego, para abandonarse a algo superior a éste.

Empieza la batalla interna, por un lado el cinismo y la inconformidad, por otro ella aparentemente conforme y contenta con su miseria, pero valiente y luchadora. El padre lo sabe, en el cuento es una afirmación importante, ya que es su parte masculina (animus) la que se da cuenta de ello y decide salir en la búsqueda del tesoro, de lo que pueda liberarla de esa situación incómoda.

El padre viaja para resolver unos negocios con los cuales posiblemente recupere su fortuna, y Bella le pide le traiga una rosa blanca. Una parte de Bella, viaja con el padre, se lanza a buscar y así como una de sus metas es encontrar la flor blanca, para su ego será recuperar la seguridad perdida. Pero su animus aun está muy primitivo: el padre lucha por recuperar la riqueza pero pierde todo, y más decepcionado inicia el regreso. Aquí, como Parsifal, (cuyo nombre significa inocente), todavía no está listo, ni consciente para hacer la pregunta importante al Grial y debe regresar, es demasiado ingenuo. En el cuento de la Bella y la Bestia, el padre ya de regreso a su casa encuentra el palacio de la Bestia, su animus aun tiene que vencer otras pruebas, ya no en el área fenomenológica sino en su interior. Entra pues al palacio y se toma varias libertades como calentarse, cenar, dormir en una habitación, y a la mañana siguiente ponerse ropas nuevas y desayunar, pensando que la anfitriona es un hada buena. Recibe la generosidad de entes desconocidos.

Equiparándolo con el mito de Parsifal, cuando los hombres buscan el Grial fuera, agotan su self. De hecho el Grial está a la mano, pero hay que emprender el camino de la búsqueda y pasar por todas las etapas: desde sentir culpa, (el padre se siente culpable, por eso emprende la aventura), obtener un nombre, aprender que la masculinidad por imitación no es sólida, no sin humillación, y que un padre sustituto, puede repararla. Parsifal va de aventura en aventura, venciendo a sus propios demonios (complejos, sombra, etc.), hasta el momento de transición: o reduce su consciencia o da el paso e incluye a lo femenino. En el cuento que nos atañe, el padre ya casi se va del castillo cuando ve las rosas y recuerda el pedido de Bella: el animus incluyendo lo femenino. Corta una rosa y desata la furia de la Bestia, la Sombra del animus aparece en todo su esplendor. Hasta este momento, la Bestia, que era el verdadero anfitrión, había representado el arquetipo del Bienhechor, ayudando a los viajeros perdidos o necesitados, sin egoísmo, que es lo que más teme el bienhechor y dando sin inmolar a otros o a sí mismo. Pero ante la trasgresión aparece la parte negativa del bienhechor, que es el devorador, el Mártir Sufriente, que es la Bestia, que ahora castiga lo que nunca había aclarado, La bestia no había manifestado que las rosas no podían ser cortadas. Y se presenta justo cuando el elemento femenino es evocado, siendo otra parte de la sombra del bienhechor querer mantener los vicios, en este caso que el animus, no haga conciencia. Sin embargo, es preciso notar que la Bestia, siendo el elemento más oscuro en la psique femenina, va a tener varias de las partes oscuras a su vez, de distintos arquetipos a través de la historia, por lo que es importante aclarar que descubrir la Sombra va a fomentar, más tarde o temprano la relación con el inconsciente, y mantener una relación adecuada con ella, reestablece el contacto con esas capacidades ocultas. No olvidemos que Jung definió a la Sombra como uno de los principales arquetipos del Inconsciente colectivo.

Viendo el cuento como una de las vías que podría tomar el proceso femenino, la aparición de la sombra (en este caso la Bestia enojada y metiendo miedo) es como una válvula de escape que en el interior de Bella está a punto de estallar al haber querido ser valorada solo por su feminidad y que ha metido en un saco todo lo masculino, llegando al punto de tener que enfrentar todo ese rechazo a sus propios aspectos masculinos.

Sigamos con el cuento. La Bestia le dice al padre de Bella: " Yo no me llamo Monseñor -respondió el monstruo- sino la Bestia. No me gustan los halagos, y sí que los hombres digan lo que sienten; no esperes conmoverme con tus lisonjas. Mas tú me has dicho que tienes hijas; estoy dispuesto a perdonarte con la condición de que una de ellas venga a morir en lugar tuyo. No me repliques: parte de inmediato; y si tus hijas rehúsan morir por ti, júrame que regresarás dentro de tres meses".

Aquí la Sombra sí está poniendo límites, reglas y exigiendo responsabilidad al animus de la heroína que emprendió esta travesía. Porque la Sombra no es intrínsecamente mala, y siempre tiene motivos para hacer lo que hace, motivos relacionados con alguna cualidad reprimida del ego.

Entonces el padre decide ir a despedirse de sus hijas y la Bestia "dadivosa" le permite llevarse un cofre lleno de monedas. Aquí la Bestia regresa a su meta como Bienhechor que es ayudar a otros a transformar el mundo mediante el amor y el sacrificio. Sin abandonar su tarea que sería dar sin anularse a sí mismo o a los demás, por más que en este momento parezca una paradoja.

El padre cuenta a sus hijos lo que pasó y Bella no llora. Las hermanas la critican severamente. Son al fin y al cabo otra parte de su sombra. Como decía Jung la figura de la sombra suele representarse como un hermano en los mitos y en la literatura, lo que él denominaba "el motivo del enfrentamiento entre hermanos", eran esas formas antagónicas de tratar con el poderoso inconsciente. La confrontación pues, con esta sombra arquetípica, es parte de una experiencia primordial de no-ego que nos enfrenta a ese oponente interno y sirve de guía en el proceso de aproximación al inconsciente.

Las hermanas la tildan de egoísta, y ella explica que no está triste porque ella se sacrificará por los demás e irá en lugar de su padre con la Bestia. Ella aquí está haciendo esa polarización que tiende a exagerar las diferencias. Ser lo que la otra no es, como dice Downing: "Tú eres aquello a lo que aspiro pero sé que nunca llegaré a ser y también aquello otro que más me enorgullece no ser, pero en lo que temo convertirme".

Entonces esos personajes en el interior deben ser reintegrados "antes de poder asumir el compromiso real de acometer el trabajo de individuación que nos obliga a enfrentarnos a los arquetipos del sexo opuesto", es decir, que Bella debe sacrificarse por ellas, e incluso interceder para que el padre les dé el oro del cofre como dote, y en el cuento se verá que tendrá otras partes que integrar de este arquetipo representado por sus hermanas, antes de pasar a un nivel más alto en su relación con la Bestia.

En este momento en su travesía, el padre por un lado, (Huérfano), se siente impotente y herido y recurre al consuelo de sus hijos. Bella asume el arquetipo de Guerrero, reuniendo sus recursos y elaborando un plan para enfrentar el problema. Al hacer esto Bella se ocupa del apoyo emocional que requiere ella y su familia, y prioriza. En este caso los hermanos que ofrecen evitarle el sacrificio e ir a matar a la Bestia, son la parte positiva del arquetipo de los hermanos, que le sirven de espejo, ella debe ir más allá y enfrentar el problema, por eso decide ir, su psique, a estas alturas de la travesía, ya aprendió que es la parte femenina la que debe activarse, y asumió su responsabilidad en lo acontecido, ahora es ella la que asume la parte más positiva del arquetipo del Bienhechor que tiene como meta no solo ayudar, sino transformar el mundo mediante el amor y el sacrificio, siendo su don la compasión y la generosidad.

Ella está convencida de que la Bestia quiere devorarla, pero está aparentando tranquilidad, y nos dice el cuento "sobrado coraje". Y es el paso al siguiente arquetipo: el Buscador. Para desarrollar la conciencia hay que buscar lo que se oculta detrás de lo directamente observable, Bella empieza a descubrir mensajes en los libros y en las puertas, "la capacidad de resistir lo que averigüe permitirá a una mujer regresar a su naturaleza profunda, en la que todos sus pensamientos, sus sensaciones y sus acciones, recibirán el apoyo que necesitan".

En este cuento lo que la mueve no es el deseo de escapar, sino el ser fiel a una verdad superior o más profunda. Está ahí para salvar a su padre, pero en el camino del héroe, es para descubrir los símbolos necesarios para subir de nivel. Empieza la aventura del personaje femenino en ese castillo que es su inconsciente y responde con ecuanimidad, su ego está listo para ésta aventura.

Ahora bien, la Sombra del Buscador se manifiesta como una necesidad obsesiva de ser independiente y de permanecer solos y aislados. Bella se encuentra a solas en ese hermoso lugar en donde cada día descubre algo, tiene todo lo que puede cubrir sus necesidades físicas e intelectuales, pero ella no puede olvidar el motivo por el cuál se encuentra ahí, piensa en su padre y un espejo mágico la conecta con aquello que le pueda permitir la metamorfosis. Ella así, pasa al arquetipo del Destructor. Ha aceptado su mortalidad, pero le espera la tarea de aprender a desapegarse. Esa experiencia iniciática es catalizada en este caso con la petición de la Bestia de que se case con él. Decía Campbell que en lo más profundo del abismo, puede escucharse la voz de la salvación, y en los momentos más oscuros, se puede escuchar el verdadero mensaje de transformación. Para recuperar nuestra sombra tenemos que afrontarla e integrarla. Es el objetivo del proceso de individuación, el de abrazar simultáneamente la luz y la oscuridad como en un matrimonio sagrado, en donde lo inconsciente se vuelve consciente. Bella lo rechaza algunas veces, pero con sinceridad, sin ocultar la verdad, sin embrago aun no está lista para la unión, aun le falta vencer otros dragones.

Bella experimenta impotencia y se siente atrapada en el castillo, pero esa experiencia no la paraliza ni la hace hacer lo que no quiere, sino que la transforma. Ella puede nombrar la experiencia, pero aun no se desprende de lo viejo, algo la tiene atada a su casa familiar. La Bestia le permite regresar por ocho días a la casa del padre y ella liga al arquetipo de la destrucción, la virtud que se le asocia, es decir la humildad. Bella en este punto ya se desprendió de gran parte de lo que no le sirve para su travesía y el Destructor es su aliado, pero aun teme por el futuro de algunas partes suyas, representadas por su familia, y sobre todo, por su padre enfermo de tristeza por el destino de Bella. Ella trata de equilibrar el Ego, el Self y el Alma, pero debe renunciar a los bienes y relaciones terrenales al servicio de una vida espiritual.

Al dejarla partir, su Sombra, es decir, la Bestia, está fungiendo como la sombra del Destructor, decide autodestruirse, también está viviendo un dolor, una pérdida, en este momento prevalece la confusión.

Bella vuelve y cae, en principio en las garras de sus hermanas,(sombras) que idean incluso una treta para que no regrese, con la esperanza de que el monstruo se la coma de una vez por todas. A Bella le está costando trabajo desapegarse, pero ahora sabe que una parte suya también se quedó en el castillo encantado (Inconsciente). Y su meta que es la ventura, es en lo profundo la unión, teme desconectarse de esa parte que tanto le ha enseñado, ya que la Bestia carente de intelecto y de belleza, en cambio es el prototipo de la bondad. La única respuesta a esta nueva inquietud, cuando teme que la Bestia muera, es amarla. Y por consecuencia comprometerse con lo amado. Ha incumplido su promesa pero aun está a tiempo de restituirla porque está en contacto con sus emociones más profundas.

Cuando Bella regresa al castillo, la Bestia casi no respira, se ha dejado morir de hambre porque creía que no regresaría. Es necesario enfrentarse a lo que más se le teme, él a no verla más, ella a no volver a verlo. Es necesario tocar la muerte. Dice Pinkola que en los cuentos más sabios, el amor rara vez es un encuentro entre enamorados, sino la unión entre dos seres cuya fuerza conjunta permite, que uno, o los dos hagan contacto con lo espiritual y participen en el destino como si fuera una danza con la vida y la muerte.

En este caso es la mujer y su animus los que inician esta danza. Bella se compromete con su animus, con su Sombra, con lo que ama. Es su tarea, seguir la propia felicidad con pasión, y acepta la unión: le dice que se casará con él, y de esa forma transforma una fuerza destructiva en una creadora. Se aprecia aquí la presencia de los arquetipos Amante y Creador.

El Hada a pesar de que aparece hasta el final y solo ha dejado que se escuche su voz y se le vea en sueños, es la que ha permitido que suceda el viaje al interior. Ella viene a encarnar el ancestro femenino y divino que en la imaginación personal y colectiva es la forma que aspiramos llegar a ser. (A imagen y semejanza). Si vemos al hada como espíritu, desde el punto de vista junguiano, sería –el espíritu- el fenómeno psíquico, de naturaleza arquetípica, que se basa en la existencia de una imagen primigenia autónoma, y que existe en la psique humana con anterioridad a la conciencia. Aparece generalmente en sueños, y en mujeres representa su animus positivo, que indica la posibilidad de una empresa espiritual consciente. Es notable que en este cuento de hadas, dicha imagen está representada por un ser femenino. Las mujeres anhelan imágenes que representen como auténticamente femeninas, la creatividad, la lealtad, el valor, la autoconfianza, la capacidad de adaptación, y de tener clara percepción, la tenacidad, inclinación a la introspección e intensidad de pasión.

Jung, habla del espíritu en los cuentos de hadas, y dice que es frecuente que aparezca como en los sueños como un hombre anciano y sabio que hace reflexionar, da consejos y también lo confronta, pero es principalmente, él mismo la reflexión útil y la concentración de las fuerzas morales y psíquicas ahí, donde todavía no es posible la conciencia. Esto al provocar tensión entre las fuerzas psíquicas provoca algo que parece magia. Transformación, diría Pearson, como cualidad del arquetipo del Mago.

Entonces la situación que parecía desesperada ya no lo es, el animo que da el anciano, y en el cuento las breves intervenciones del hada, hacen que la heroína pierda el miedo, adquiera seguridad y con ello la garantía del éxito. Ese "espíritu" no solo tiene prudencia, sabiduría y conocimiento, también posee cualidades morales y examina las de los hombres haciendo depender de sus dones esa prueba. Es así como el Hada primero hechiza a la Bestia por arrogante, luego va guiando a la protagonista, indicándole cuando actúa bien moralmente y al final premia a Bella, retira el castigo a la Bestia y castiga a las hermanas convirtiéndolas en estatuas por su comportamiento negativo. Pero es notable ver que a pesar de que por ejemplo, la Bestia la llama Hada maligna, o que juzga a las hermanas, es ella la que permite la verdadera complitud al final del cuento, Bella y el príncipe viven felices con familia, súbditos y estatuas, la situación no les causa infelicidad, sino que deja ese elemento presente, es decir, que el cuento no niega las partes oscuras, ni los opuestos, están ahí y los integra. Es el Hada el sabio interno de Bella que le permite considerar qué es lo que debe aprender de la experiencia.

Barba Azul

El cuento empieza describiendo a un hombre exitoso y que vive en la abundancia pero con un pequeño inconveniente, (desgracia) el color del cabello de su barba. Perrault lo hace en tan solo un pequeño párrafo, pero simbólicamente hablando no es posible no tomarlo en cuenta con la debida atención. En el Diccionario de los Símbolos, barba, es símbolo de virilidad, de coraje y de sabiduría, lo cual ya nos habla de un guerrero u héroe capaz, con las características más generales de lo masculino. No hay que olvidar que siendo este un estudio arquetipal, estamos hablando del animus de la que será la protagonista. Da muchos más datos el color azul: el más profundo e inmaterial de los colores, vacío acumulado. Aplicado a un objeto, el azul aligera las formas, las abre, las deshace, es camino de lo indefinido donde lo real se transforma en imaginario. El pensamiento consciente deja sitio poco a poco a lo inconsciente. Y también es el color del yang, del Dragón geomántico, y por tanto, de las influencias bienhechoras. Es pues, la barba azul del asesino de sus esposas, el equivalente al llamado a buscar en el interior, a iniciar el recorrido necesario para llevar a cabo el proceso femenino de individuación. Es como si la receptividad de lo femenino, hiciera surgir a la conciencia las partes del alma reprimidas, negadas, disociadas e inconscientes y sensibilizara a las diferentes imágenes del alma para recibir y percibir en la conciencia las heridas emocionales pero con responsabilidad y entonces viene la transformación.

Y una de esas partes reprimidas es la personificación masculina del inconsciente de la mujer, es decir el animus, que puede mostrar aspectos tanto buenos como malos y tiende a salir más en forma de una convicción "sagrada" oculta. Barba Azul viene a ser la representación de un animus negativo, asesino, que personifica todas las reflexiones semiconscientes, frías, destructivas que invaden a una mujer cuando tiene que enfrentarse a situaciones que tienen que ver con sus emociones, y no lo logra, sino que es poseída por esa figura del animus que le hace pensar y sentir lo que no piensa ni siente realmente. Un animus que a esta ingenua mujer le está queriendo enseñar, que no debe seguir viviendo con la cabeza, sino utilizar su parte femenina.

Barbazul pretende a las dos hermanas, las dos del mismo sexo, vienen a ser paradójicamente el yo ideal y la sombra y se hallan en un proceso de autodefinición. Tratan de convencerse una a la otra de casarse con lo desconocido. Pero entre las hermanas hay jerarquías y es la menor la que empieza a no ver tan amenazante el azul de la barba y se casa con él. Hay ocasiones en que una mujer ingenua se equivoca al elegir pareja, algo en ella sabe que no está bien, sin embargo como hipnotizada sigue la pauta destructiva, como si su insistencia fuera a lograr la sensación paradisíaca que busca. Y aquí estaríamos viendo el primer estadio del que nos habla Pearson, en donde el arquetipo del inocente, teme ser abandonado, se enfrenta al problema negándolo o buscando ser rescatada, pero confía y es optimista, y se entrega. Pero a diferencia de la Bella que lo hace por su familia, como Bienhechora, esta heroína se encuentra en un nivel más primitivo y es la hermana quien la ayuda a descubrir quién es realmente. Volveremos a este arquetipo hermana, más adelante.

El cuento sigue: Pasa un mes después de la boda, y Barba Azul va a hacer un viaje de negocios. Esta hermana menor, no solo no acepta las facetas asesinas de su propia psique, sino que se deja seducir por los placeres del ego, y pasa por alto sus intuiciones, casándose "la unión de lo dulcemente ingenuo, con lo vilmente oscuro". Le deja a su esposa las llaves de toda la enorme casa y permiso para abrir todas las puertas excepto la que abre una pequeña llave que abre un gabinete en la planta baja, con la advertencia de que si la abre caerá sobre ella toda su cólera e indignación. Y ella promete no usar la llave.

Al casarse una mujer con su depredador, se empieza a vivir de una manera falsa, en donde ella se cree la reina cuando se esta planeando realmente su asesinato, y la manera de salir de ahí es posible con una llave que le desvele el secreto, que le de el permiso para buscarlo en lo profundo de la psique. Su destructor sigue su plan y le da una aparente libertad, haciéndola que se comprometa psíquicamente, pero no le da acceso al descubrimiento de su propio depredador, aunque ella algo intuye. Barba azul le prohíbe la única llave que la puede llevar a la conciencia y eso es despojarla de su naturaleza intuitiva que la haría correr el velo. Si ella obedeciera a Barba Azul y no abriera el gabinete, sería un suicidio espiritual, tiene que arriesgarse. Se requiere de un Buscador y de un Destructor, el Buscador cuyo deseo básico es encontrar autenticidad, y un sentido de valor superior para su vida, y un Destructor, que despierte, que mueva, aunque sea con dolor y miedo, y cómplice de la muerte, ataque las defensas para ir a nuestro Self o Sí mismo más profundo.

Entonces amigos y vecinos que nunca entraban a la lujosa mansión por miedo a Barba Azul, esta vez lo hacen y la recorren apreciando todo. Se ve toda una comunidad interesada en recorrer la mansión, en curiosear. Esta versión que se revisó para el artículo no les asigna un sexo a estas personas, y nos hace pensar que lo que interpretaron Freud y Bettelheim acerca de que los eventos con Barba azul son castigo a la curiosidad sexual femenina, en este caso, son arquetipos tanto masculinos como femeninos, despertando la capacidad de investigación de la protagonista que incluso, los deja a un lado, porque sus instintos están despertando y saben lo que es importante para ella, y en ese momento es encontrar la puerta del gabinete, que se presenta como una barrera psíquica. Es algo sombreado que no nos permite saber, lo que ya sabemos, pero para romperlas o transgredirlas, está el símbolo de la llave. Cabe mencionar la versión masculina de un cuento alemán muy parecido a Barba Azul, y que menciona Jung, es un hombre joven el que por curiosidad abre la puerta y libera a un cuervo que se hallaba clavado y era realmente un diablo hechizado.

Ella no disfruta enseñar sus tesoros por la enorme curiosidad que la embarga, solo puede pensar en el gabinete cerrado, prohibido y en la pequeñita llave que la abre en su poder. Sin pensar en la descortesía de abandonar a sus invitados, y a pesar de reflexionar en las posibles consecuencias. La llave, es un elemento muy importante en el proceso femenino, porque tiene a la vez un papel de iniciación y de discriminación (abre y cierra); y poseer la puerta es haber sido iniciado, y aproxima al misterio. Ahora bien, el tipo de llave también nos da luz del estadio en el que se encuentra el iniciado, en este caso es una llave pequeña. Si hay algo secreto, prohibido, así sea lo más sombreado, es necesario verlo, para el desarrollo de la conciencia. Pero, la capacidad de resistir lo que va a ver detrás de la puerta, es lo que le va a permitir a la mujer regresar a su naturaleza profunda.

La tentación es más grande y la vence: abre la puerta y al acostumbrarse a la oscuridad, descubre los cadáveres de todas las anteriores esposas de Barba azul, colgadas de la pared, y el suelo cubierto de sangre coagulada. Esa escena sangrienta está en alguna parte de su inconsciente, pero esta vez es capaz de afrontarla conscientemente, porque aunque al principio accedió a casarse con el depredador de su propia psique, está empezando a tomar medidas para resolverlo en este proceso arquetípico femenino.

Creyó morir de espanto y la llave que había sacado de la cerradura, se le cayó de la mano. Muerta de susto sale y cierra y se da cuenta que la llave se manchó de sangre y hace todo para tratar de quitársela pero no lo logra. Ingresar a los misterios casi siempre requiere un encuentro con el temor y la admisión de que la realidad última no es ni bonita ni está bajo control, sino que amenaza al ego.

La sangre se considera un vehículo de la vida y para algunos pueblos, del alma. La sangre de la cámara está coagulada, detenida, pero aunque ella sale de ahí apresuradamente, la llave empieza a manar sangre que representa una disminución de los más hondos y más espirituales aspectos de la propia vida creativa. Los horrores que vio, esa inmovilidad, ya no es posible ocultarla, la llave goteando sangre la evidencia. Y no queda más que remediar la situación. Ya no es posible volver a negar o reprimir, -cosa que haría el ego censor-, la misión de la llave es recordar lo que empezó a ser evidente. Porque todo lo que negamos en la mente inconsciente, nos posee y nos hacemos agentes involuntarios de aquello que negamos. Por eso detiene la creatividad, y por eso surgen conductas autodestructivas que nuestro destructor negativo promueve precisamente comportándose como un cuidador celoso de la psique.

Al volver Barba Azul la descubre y la amenaza con llevarla a ocupar su puesto en el gabinete. Ella le ruega perdón, pero él no se conmueve y la condena a muerte. Y ella lo que pide entonces, es tiempo para rezar. El estado infantil quiere creer que un Dios-padre benevolente la va a rescatar, pero ella está creciendo y lo que hace es apelar a una parte femenina interna (hermana), experimentando los misterios (incluso la muerte) como una iniciación a un nivel superior de existencia para que el potencial sagrado del Inconsciente modele una expresión individual particular de lo divino en forma humana.

Barba Azul le concede medio cuarto de hora, Cuando se queda sola, busca a su hermana, y le pide por favor que suba a la torre más alta y mire si vienen sus hermanos que le prometieron venir ese día "si los ves venir, hazles señas para que se den prisa". Nos dice Von Franz, que el animus tiene un lado muy positivo y valioso y que también construye un puente hacia el sí mismo, mediante su actividad creadora. Vemos así, como esa parte suya empieza a despertar en su interior, viene a lo lejos, cabalgando en la forma de sus hermanos. La hermana, mientras es "sus ojos", comparte en esos momentos la intensidad de sus emociones, no solo la está conectando con los sentimientos más profundos, y con su Alma que le permite afrontar la muerte, sino que además se fortalece al incorporar el mutuo apoyo de los hermanos, que se acercan, la hermana que los ve y los apresura con señas, y ella, que conectándose con su feminidad más misteriosa y portadora de vida, es decir de transformación creativa, en lugar de quedarse solo relacionada con la muerte.

Después le pregunta a la hermana con angustia si ve a sus hermanos llegar, y la hermana contesta que solo ve el polvo y la hierba, a la tercera vez ve una nube de polvo y resulta ser un rebaño y es hasta la cuarta vez, que ve a los hermanos.

Mientras, Barba azul se arma con una cimitarra para degollarla y hace que la casa tiemble con sus gritos, llamándola para terminar con su vida. Es común que la experiencia de la desgracia se perciba como un descuartizamiento. Cuando la destrucción proviene de fuerzas exteriores, se experimenta impotencia (en manos del destino). Pero no se es simplemente víctima inocente, sino que la muerte, el mal, la crueldad están alojados en nuestro Self. Saber que la muerte está instalada en el interior es una poderosa experiencia de la Sombra. A veces el dolor nos permite abrirnos a la experiencia del poder creativo.

Ella baja y le ruega de nuevo, en balde. Como último recurso ella pide un momento para concentrarse en sí misma. La clave para la travesía del héroe, es una disposición al sacrificio por la curación o mejoramiento del mundo. Necesaria, porque al enfrentar nuestros peores temores adquirimos libertad para desapegarnos; al abrirnos a la transformación damos surgimiento a la compasión en nosotros y en los demás. La muerte está seguida por un renacimiento que provee de coraje necesario para persistir en nuestra travesía aún cuando nos lleve al inframundo. No es pues, un acto de sumisión, sino prepararse para hacer acopio de energía y poderla transmitir.

Barba Azul no la oye y le aconseja encomendarse a Dios, levantando el cuchillo, cuando se abre la puerta y penetran los jinetes con las espadas desenvainadas, lanzándose contra Barba Azul, quien los reconoce, pues son uno dragón y el otro mosquetero e intenta huir, sin lograrlo, pues al llegar a las gradas del pórtico lo matan. Ella a estas alturas reconoció ya a través de todo el evento sus necesidades de cambio, y optó por renunciar a su inocencia no sin dolor; y es entonces, cuando su Destructor, se convierte en su aliado. Es la única forma de acabar con la fuerza destructora: abrir la puerta de la psique, contemplar su propia muerte, las partes de su naturaleza femenina que han sido asesinadas, pues al comprender lo atrapada que está, es que logra estar en condiciones de imponerse con toda su fuerza. Llegan los hermanos, propulsores fuertes y agresivos de la psique, que representan su fuerza interior, que llegan a tiempo para eliminar los impulsos malignos, no antes porque la mujer tenía que prepararse, que practicar el conjuro de su naturaleza combativa, esperar que surgiera en ella su Guerrero, su energía interior masculina. Y completa la misión de ese arquetipo Destructor, que buscaba la metamorfosis, cuyo temor era la aniquilación, pero su respuesta es desapegarse de esa fachada de inocencia con humildad. Logra la integración de su animus Guerrero que lucha por lo importante, y que es un compañero interior que la dota de espíritu atrevido, emprendedor, y en su forma más elevada la dotará de profundidad espiritual.

En la vida siempre se presentan oportunidades, y muchas veces se está ante la disyuntiva de escoger, de tener que elegir una u otra opción. Se toma un camino y se asumen las consecuencias, o se toma otro en donde tal vez se llegará a lo mismo pero con más esfuerzo o quizá con más experiencia.

¿Cómo saber escoger el mejor camino? ¿el ideal? ¿Cómo evitar sufrimiento? y sobre todo ¿Cómo obtener consciencia, para no elegir el erróneo en otra ocasión? Estas son preguntas que cualquiera se haría. Pero aún en las preguntas que cada uno se hace a sí mismo en los momentos de crisis o de duda, uno puede elegir. Por ejemplo, si se toma el camino que parece el ideal, ¿Es realmente el que se necesitaba? ¿O del que se pueda adquirir un buen aprendizaje? Y ante esa serie de cuestionamientos y de reflexiones, es que surge por primera vez la señal, el llamado, la convocatoria a conocerse más, a hacerse responsable, la voz o reclamo a la conciencia.

En el presente artículo, se desglosa lo que viene después de esa invocación hecha a la mujer, a una mujer, cualquiera, y en cualquier parte del mundo, de cualquier edad, complexión o clase social. Porque no se trata de un llamado a una lucha feminista o a un cambio de roles en la sociedad, sino del llamado a sumergirse, cada una, a un viaje interior, a un encuentro con su propia psique con sus componentes arquetipales.

¿De qué manera puede darse dicho encuentro? Esto varía según el proceso y el nivel de autoconocimiento en el que se encuentre cada mujer. Pero habrá señales y símbolos que le indiquen la ruta. Habrá partes de sí misma que se irán despertando para guiar, y en ocasiones para obstaculizar el camino, para hacerlo más largo o menos tedioso, para engañar o para empujar, según vaya siendo necesario.

Esas partes de su psique siempre están, representados por los personajes de los cuentos, de los sueños, de todo lo que encuentre su psique para manifestarse, todas las fuerzas y debilidades sustentando y mostrando el mejor camino, así sea el más doloroso, si con esto el Alma continua ese viaje hacia el conocimiento, sin hacer caso de los quejidos del Ego que muchas veces, intentarán detenerla.

En ese camino, una vez emprendido, cada mujer se encontrará con la oportunidad de escuchar todo lo que su sombra tiene que decirle, y se le presentará la oportunidad de integrarla; también podrá oír a su animus cuando necesite ser guerrera y desenvainar la espada, pero además aprenderá a escucharlo cuando se necesite guardar la espada para oír la otra parte, la femenina, que pareciera que les es más obvia a las mujeres, pero no, es a veces la más inconsciente.

Esa parte femenina, con todas las características propias para contener e integrar, se ha ido diluyendo en cada mujer ante los reclamos y vicisitudes de la sociedad que provoca a arrebato y a defenderse hasta con los dientes, negando tanto la feminidad como la femineidad en cada una, y parece ser que se necesita de un monstruo o de un marido depredador, que hagan sentir de cerca la mortalidad, para darse cuenta de que dentro de cada mujer existe toda la energía interior para hacer todos los recorridos necesarios en su vida, toda la energía para cada vez subir peldaño a peldaño y alcanzar la suficiente creatividad para transformar todo a su alrededor, una vez que ha empezado los cambios internos y ha ido aprendiendo a integrar sus partes y a negociar con las dificultades.

Porque esa parte pérdida de la mujer no es otra que la parte creativa, la que da vida, la que instaura, la que construye, y por lo tanto la que da frutos. Y con esto no se habla de logros hacia el exterior, ni de engendrar hijos, sino la fuerza de lo femenino como incluyente incluso de lo masculino, integradora.

Por que a fin de cuentas, todo está en ella, como en Bella o como en el personaje de Barba azul, están las posibilidades de elegir qué arquetipo escuchar y en qué momento, toda mujer puede lograr al preferir la virtud, la unión con la inteligencia, la belleza y la bondad. Es decir haciendo emerger su parte femenina, sin excluir las características masculinas. Y poder así seguir aprendiendo y continuar su proceso femenino de manera asertiva.

Las dos protagonistas de los cuentos seleccionados, después de escuchar y atender el llamado, inician su camino de heroínas que se van a enfrentar con los verdaderos dragones, y para ello echan mano de todos sus recursos, apelan, invocan o dan la bienvenida a todos los arquetipos necesarios, no solo para acabar con el problema, sino para conocerse mejor y seguir sus intuiciones, para reconciliarse con sus partes oscuras, para dialogar con las nunca escuchadas, para preparar su psique para nuevos dragones.

Esta experiencia es la que deja cada uno de los cuentos. Cada protagonista con sus propias peripecias y sus propios dones y su manera de enfrentar y confrontar, pero al fin de cuentas, ambas dándole su perfecto valor a la experiencia. Sin ésta no hay conciencia. Y si no hay conciencia, de todas formas el potencial está ahí en el inconsciente personal de cada mujer, en sus arquetipos que si no se activaron en este trayecto, se activarán en otro.

Es así como tenemos, en estos dos cuentos populares, ejemplos del proceso femenino de transformación, en sus similitudes, y variaciones, según el estadio en que se encuentre cada mujer al iniciar la travesía necesaria para hacer los cambios requeridos. Travesía en la que se presentarán diferentes arquetipos, símbolos, situaciones, luminosas u oscuras, sacando de cada mujer el potencial tanto para crecer, como para quedarse ahí, si es lo que decide para su vida. Pero siempre está también, la posibilidad de hacer uso de esa fuerza creativa femenina para continuar el viaje, o volverlo a empezar, si es necesario.


Fuentes: