jueves, 23 de septiembre de 2010

 

Los cuentos como alimento para el Alma

Los cuentos de hadas, los mitos y los relatos proporcionan interpretaciones que aguzan nuestra visión y nos permiten distinguir y reencontrar el camino trazado por la naturaleza salvaje. Las enseñanzas que contienen nos infunden confianza: el camino no se ha terminado sino que sigue conduciendo a las mujeres hacia el conocimiento cada vez más profundo de sí mismas. Los senderos que todos seguimos son los del Yo instintivo innato y salvaje.
Los cuentos que aquí reproduzco para explicar la naturaleza instintiva de las mujeres son en algunos casos relatos originales y, en otros casos, versiones literarias distintas que yo he escrito, basándome en los relatos que me contaron mis tíos y tías, abuelitas y abuelos, omahs y opahs, los mayores de mi familia cuyas tradiciones orales se vienen transmitiendo ininterrumpidamente desde tiempos inmemoriales. Algunos son documentos escritos de mis encuentros directos, otros son de tiempos pasados y todos nacen del corazón. Los expongo con todos los detalles y en toda su arquetípica integridad. Y los presento con el permiso y la bendición de tres generaciones vivas de narradores de cuentos de mi familia que compren-den las sutilezas y las exigencias de los cuentos entendidos como fenómenos curativos.

Clarissa Pinkola Estés

«Los cuentos son una medicina». Así de rotunda se expresa Clarissa Pinkola Estés, psicoanalista norteamericana de la escuela junguiana, refiriéndose, naturalmente, a los cuentos de tradición oral. Esta escuela, a través del concepto de arquetipos, ha desarrollado una potente intuición inicial de Freud, según la cual es posible establecer relaciones entre el mito, el sueño y la historia de la civilización; también entre el inconsciente colectivo y el individual. La dificultad estriba en saber interpretar cada cuento como si fuera un sueño persistente de la humanidad en su conjunto.

Mircea Eliade sugiere que los mitos y los cuentos de hadas son expresiones psicodramáticas de ritos de iniciación asociados con la transformación hacia estados más elevados de existencia. Se dice que la diferencia entre un mito y un cuento de hadas está en el final de la historia: un mito casi siempre concluye trágicamente, mientras que los cuentos de hadas tienen finales felices. Los cuentos de hadas usan el lenguaje de los símbolos para apelar a la vez a nuestras mentes consciente y subconsciente, simultáneamente. Sugieren respuestas que dependen de las preguntas que el iniciado formula y sobre las dificultades que está teniendo en que hallar su yo superior. Por lo tanto, un cuento de hadas puede tener una gran variedad de interpretaciones.
Los cuentos mágicos son las raíces que nos entroncan con nuestros orígenes. Conocer los cuentos de las distintas culturas es honrarlas.

Los cuentos fantásticos, los relatos populares, las historias familiares, nos sumergen en el misterioso mundo de los símbolos, de la realidad del hemisferio derecho del cerebro, del incierto y desconocido entorno de nuestro mundo interior, para desde ahí, crear la personal forma de pensar de cada uno. Los símbolos en cada persona conforman el substrato en el que se apoya toda su estructura de pensamiento.
Para Jung los símbolos son:
“Las palabras o imágenes que representan algo más que su significado inmediato y obvio. Tienen un aspecto “inconsciente” más amplio de lo que esta definido con precisión o completamente explicado. Cuando la mente explora los símbolos se ve llevada a ideas que yacen más allá de la razón”.

Los símbolos surgen de la fantasía y esta es la puerta que nos desliza hacia la creación de nuestras propias realidades sin ninguna limitación, nos lleva hasta ese lugar interior en el que el tiempo y el espacio no plantean dificultad.
En la infancia los relatos fantásticos son los grandes aliados del adulto para desarrollar la fantasía e los niños y niñas, son los encargados de crear el puente que facilita el pasar de las leyes físicas finitas y concretas al mundo de la magia del todo es posible, para desde ahí encontrar las soluciones creativas que van mucho más allá de lo puramente real.

Los cuentos, tienen la misión de sumergirnos en la esencia de nuestra cultura para desde ahí poder vislumbrar lo que esta enterrado en lo más profundo nuestra psique.
Los cuentos a través de sus personajes y situaciones nos muestran los conflictos internos con los que pequeños y mayores nos enfrentamos a lo largo de la vida.
Los cuentos, además, nos dan pautas para encontrar la solución mágica, lo inesperado, lo que tiene que ver con la intuición, con los parámetros internos, a los cuales accedemos si nos entregamos, como, “el héroe o heroína” de los relatos, al viaje iniciativo que les lleva a no se sabe dónde para solucionar algo casi imposible.
El cuento, desde un lenguaje simbólico, nos habla de nosotros mismos, de nuestros aspectos más profundos, de la necesidad de trasformarnos para llegar a ser sabios.
Nos hablan de cómo enfrentarnos a los monstruos, dragones, ogros, brujas…, que no son otra cosa que los personajes internos que nos llenan de miedo inseguridad, contradicciones, rencor, etc.

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Y...¿De donde provienen?

Los cuentos como los mitos, tienen su origen en lo más profundo de la esencia cultural de cada pueblo.
Ellos, hasta hace unos años, eran los encargados de transmitir a la infancia los valores, las normas éticas y sociales a las que se debían ajustar, es decir, enseñaban las tradiciones culturales propias de donde habían nacido.
Por eso los cuentos chinos, árabes, hindúes…son tan distintos a los nuestros, porque cada cultura tiene unas creencias, unas formas de relación, una estructura familiar, unas costumbres, etc. Que conforman un universo simbólico diferente.
Los cuentos, al ser relatos cortos y fáciles de recordar, podían transmitirse verbalmente de padres a hijos o, mejor dicho, de abuelos a nietos (pues eran estos los que tenían más tiempo de contar historias).
De esta forma se han ido modelando generación tras generación, hasta convertirse en relatos perfectos, ni sobra ni falta nada, solo ha quedado la esencia de lo que se quería transmitir.

¿Por que son importantes los cuentos?

Porque son relatos que el niño y la niña entienden.
El cuento al mostrar, con un lenguaje simbólico, personajes y situaciones muy definidas, es decir sin contradicciones ni ambivalencias (los buenos son guapos y van vestidos de colores claros, los malos son feos y sus ropajes son de colores oscuros) sintoniza perfectamente con el tipo de elaboración mental que el niño y la niña hace, que es siempre desde parámetros muy concretos en donde ellos son el centro y las cosa tienen vida por sí mismas.

Los cuentos, además de mostrar conflictos, intrigas, situaciones inesperadas, procesos de la naturaleza…etc. También hablan de los miedos, inseguridades, recelos, odios…que los pequeños sienten y que les llevan a sentirse culpables y al mismo tiempo, no considerados en su justo valor. El cuento les ayuda a identificarse y proyectarse en esas situaciones y personajes, el final feliz supone una liberación y un descanso interno, además de un posible aprendizaje.
Su lenguaje claro y concreto y su simbología profunda y evocadora, hacen que no sea necesario captar completamente el mensaje del contenido del texto, solo hay que dejarse llevar.

Otros lazos que también crean

Los cuentos además de vincularnos con nuestros orígenes culturales, nos vinculan con los nuestros…con nuestras raíces familiares.
Me atrevería a decir que los que nos han contado cuentos en nuestra infancia han marcado nuestra forma de sentir y de posicionarnos ante la vida.
Os invito a recordar quienes os contaban cuentos o historias de pequeños y que cuentos recordáis os contaban, esos relatos nos conectan con la esencia de nosotros mismos
Los que hemos tenido la suerte de tener un familiar al lado, cuando éramos pequeños, que permitía que el tiempo real se parara para deslizarnos en el otro tiempo, en el de todo es posible, nos ha abierto la posibilidad de idear de fábulas…de evocar…de vincularnos con la memoria de los que ya no están. Para los pequeños esto supone seguridad… supone sentirse parte de algo mayor que les sustenta… supone reconocer sus raíces y sus orígenes…

Los cuentos tendrían que tener un lugar significativo entre nosotros.
Escuchar los relatos de otras culturas nos acercan a ellas nos permiten entenderlas y disfrutar de formas muy distintas de ver la vida.
No hay una forma más rápida de entender y crear vínculos con los que vienen de otras tierras que decirles:
Cuéntame un cuento de esos que te contaban cuando eras pequeño… cuando todos los tuyos se juntaban y recordaban las historias que sucedieron hace muchos, muchos años y que hablan de tu tierra, de tus costumbres… de todo lo tuyo.

Concepto de Arquetipo e Inconsciente Colectivo

La figura llamada Arquetipo define un conjunto de patrones arcaicos y primordiales, que están representados por imágenes que se repiten a través de todas la culturas y todos los tiempos. Son posibilidades de representación de aspectos instintivos del ser humano, que trascienden el tiempo y el espacio. El Arquetipo es como un molde psíquico en el cual la experiencias individuales se vierten y toman forma.

El Inconsciente Colectivo, a diferencia del Inconsciente Personal, alberga no solo contenidos de la experiencia personal sino que se le añaden contenidos referidos a instintos, impulsos naturales o adquisiciones de orden colectivo, o sea predisposiciones compartidas por toda la humanidad más allá de la diferencias históricas y culturales.
Estas imágenes se propagan a lo largo del tiempo de forma universal en forma de categorías o posibilidades heredadas. Estas predisposiciones innatas se representan a través de imágenes y conceptos con mucha fuerza.
Es importante recordar que los Arquetipos no son las formas que toma, sino el sentido que contienen y se sostienen y perpetúan gracias a la experiencia individual repetida.
Los Arquetipos tienen aspectos luminosos y positivos y aspectos oscuros y negativos.

Las necesidades expresadas a través de los Arquetipos deben tenerse en cuenta muy seriamente, ya que expresan necesidades humanas primordiales. Frustrar esas necesidades o distorsionarlas puede tener consecuencias psicopatológicas graves, ya que son exigencias que provienen de nuestra estructura biológica primordial.
Dichas representaciones colectivas se expresan en: rituales y tradiciones primitivas, sueños, expresiones de la religión, mitos, leyendas y cuentos de hadas. Todos ellos han sido frecuentemente vehículo de la expresión de dichas representaciones arquetípicas.

“Cuanto más se atiende a las necesidades del Ego y menos a las demandas del Inconsciente, más riesgo hay de ser aplastados por el poder de la inundación de la Sombra desde lo Colectivo”.
C.G. Jung.

Algunos de los Arquetipos antropomórficos son: El Animus y el Anima.
Otros clásicos, relacionados con los ciclos de la vida: El Puer Aeternus, La Gran Madre... El Viejo Sabio... el Arquetipo del Héroe, etc...

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Arquetipo de Animus y Anima:


Animus: Este es el aspecto masculino interno de la mujer. Al igual que el Anima del hombre, es tanto un complejo personal como una imagen Arquetípica.

Animus significa mente o espíritu. El Animus corresponde al Logos. Expresa el conjunto de experiencias ancestrales referente al hombre y a “lo masculino” que tiene la mujer. Una mujer que se identifique excesivamente con el Animus corre el riesgo de desconectarse del Eros.
En su forma negativa se expresa como rigidez en ideas fijas, verdades absolutas, y prejuicios... De una forma útil y positiva expresa ideas filosóficas y actúa como mediador entre lo consciente y lo inconsciente en la mujer.

Jung describió cuatro etapas del desarrollo del Animus en la mujer: primero aparece en sueños y fantasías como la encarnación del poder físico, el hombre musculoso: Hércules.
En la segunda etapa, el Animus le brinda iniciativa y capacidad para realizar y planificar acciones; deseo de independencia y un desarrollo intelectual, económico y profesional: Apolo.
En la etapa siguiente, el Animus es la palabra ( a veces tiene en los sueños la representación del profesor o sacerdote).
En la cuarta etapa el Animus encarna el significado espiritual. En este nivel, al igual que el Anima como Sofía, sabiduría, el Animus es verdaderamente el mediador entre la psique consciente e inconsciente de la mujer: Hermes.

Cualquiera de estos aspectos, se pueden proyectar en un hombre teniendo como consecuencia una imagen “reducida” o distorsionada de la realidad .
Mientras la tarea del hombre para asimilar los efectos del Anima implica descubrir sus íntimos sentimientos, la mujer se relaciona con el Animus cuestionando constantemente sus ideas y opiniones. Anima: Este es el aspecto femenino interno del hombre. El Anima es tanto un complejo personal como una imagen arquetípica de mujer en la psique masculina.

“El Anima es el arquetipo de la vida misma “ .
C.G.Jung.

Inicialmente se identifica con la madre personal, viéndose más adelante no solo en relación a otras mujeres, sino como la dimensión sentimental de la vida de un varón.
El Anima se personifica en los sueños a través de imágenes de mujeres que van desde la seductora... hasta la guía espiritual. El Anima esta asociada al Eros, de modo que el desarrollo del Anima de un hombre se refleja en su trato y relación con las mujeres. Internamente es la expresión de sus deseos del alma.

Entendemos por deseos del alma todo aquello no racional: estados del animo, reacciones e impulsos y cualquier gesto de espontaneidad de la vida Cuando el Anima inunda la vida de un varón, intensifica, exagera, falsea y mitologiza todas sus reacciones emocionales. Fantasías y embrollos debilitan su carácter, transformándolo en una persona quisquillosa, irritable, caprichoso, celoso, vanidoso e inadaptado.
El carácter del Anima generalmente está compensado por la imagen “ideal” de la Persona. Todas aquellas cualidades ausentes en la actitud externa están escondidas en el inconsciente. Jung distinguió cuatro etapas esenciales del desarrollo del Anima: Eva, Helena, María y Sofía.
Eva esta identificada con la madre personal. El hombre se desarrolla en extrema dependencia de una mujer.
Helena; ideal sexual colectivo.
María: Esta expresada en sentimientos religiosos y por lo tanto muestra la capacidad para establecer relaciones duraderas.
Y al final Sofía, la sabiduría, se manifiesta cuando el Anima del hombre funciona como una guía de su vida interior, llevando a la conciencia los contenidos del inconsciente. Al igual que el Animus en la mujer... un hombre tiende a proyectar los aspectos de su Anima en una mujer real.

Para un hombre, la prioridad psicológica en la primera mitad de la vida es liberarse de la fascinación del Anima por la experiencia de la madre. Lograr vivir en armonía con su Anima es obra de madurez de una vida. Para una mujer vivir en armonía con su Animus es mantener un grado óptimo de objetividad y autonomía.

Estudio Analítico del Significado de los Cuentos de Hadas

Estudiar un cuento de hadas es estudiar una representación de las estructuras básicas de la psique humana. Los héroes de los cuentos no son figuras humanas sino representaciones de figuras arquetípicas. Todos los personajes de los cuentos no son sujetos humanos, aunque observemos conductas y comportamientos que nos lo recuerden. Los cuentos se escribieron para niños y niñas, dada su inmensa capacidad de proyectarse: La experiencia de identidad con el Yo, en los niños, se encuentra aún muy precaria. Este es un fenómeno complejo, pero parece evidente que en las figuras de los personajes de los cuentos, los niños pueden proyectar imágenes de actitudes psicológicas, que posteriormente les pueden servir de modelo y orientación psíquica.
Más que representar al Yo... que es tan solo la parte consciente de la psique, a través de los personajes de los cuentos se expresan experiencias “Arquetípicas”. Esta representación se observa claramente en los cuentos puesto que las acciones de los personajes trascienden sus deseos personales... para lograr restituir un equilibrio del “destino”, una expresión de un modelo colectivo.

Así pues los cuentos de hadas recrean y reconstruyen una realidad psíquica universal ordenando el caos. Los cuentos se presentan en forma de imágenes que refieren las capas más profundas del inconsciente. La tradición oral reitera la necesidad de orden de las figuras arquetípicas. Las narraciones de los cuentos provienen de épocas pasadas, de estados previos de conciencia y perviven sus efectos hasta nuestros días.
Los cuentos, leyendas y mitos de la literatura universal contienen siempre y en todas partes los mismos temas colectivos. Estos temas los hallamos en las fantasías, sueños, delirios e imaginaciones de los hombres actuales y corresponden a representaciones distintas de tradicionales figuras Arquetípicas. Siguen produciendo una emoción intensa, el rapto instantáneo de la magia, la intensidad sentimental y el descarte de la lógica y la razón. Impresionan, atrapan, fascinan, emocionan y promueven estados del ánimo. Provienen de la manifestación del Arquetipo del Si-mismo: Una forma arcana y primigenia de unidad, de proyección pre-consciente del anhelo humano de totalidad y trascendencia, de sentido.
La información sobre los Arquetipos pertenece a la estructura neuronal más primitiva y se expresa constantemente en la vida humana de forma espontánea y múltiple.

Multitud de niños de este mundo han crecido escuchando cuentos de hadas. A pesar de la posterior influencia en Occidente del fenómeno del Racionalismo y Realismo, la importancia de la narración de cuentos de hadas a los niños, como alimento del alma infantil, ha perdurado. Desde la antigüedad, el hombre ha estado en conexión con la expresión de “Lo colectivo” a través de imágenes arquetípicas narradas en libros religiosos y otras formas literarias, como mitos y leyendas. El significado de dichas historias es simbólico y pertenece a la exploración espiritual y psicológica del alma infantil. Son mediador y reordenador de una civilización. Sirven para madurar, integrar y profundizar en las necesidades del alma, balanceando (enantiodromía) las sombras y las luces de cada persona y cada cultura.

“El mito y el cuento de hadas potencia el orden moral y causa una adaptación y una conciliación entre los individuos y los requerimientos de sus diferentes culturas”.
J.Campbell.

Los mitos, leyendas y cuentos son una narración “codificada” que sugiere, advierte y señala enorme posibilidades de restitución del equilibrio en la vida .

“Llegue pronto a la convicción de que si no se da una respuesta y solución desde lo interno a las relaciones de la vida, su significado es muy pobre. Las circunstancias externas no pueden sustituir a las internas“.
C.G Jung
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Estructura de los Cuentos de Hadas


Debemos distinguir dos tipos de cuentos. Los que provienen de la tradición oral y los que son creaciones literarias propias de la fantasía del autor. Los primeros no tienen un autor reconocido, han circulado por transmisión oral, se desarrollan en diversas “versiones” sobre el mismo tema y se apoyan en esquemas muy simples con estructuras parecidas. Los segundos tienen características y desarrollo propios y están influidos por el carácter y la personalidad del autor. Ambos están sujetos a los cánones de su época histórica y modas literarias y aunque todos se sostienen en patrones clásicos, las variaciones son muy diversas.

El cuento consta de una serie de personajes, que están expresados por cualidades externas que nos explican sus circunstancias y su carácter (caperuza roja, el tamaño... pulgarcito etc...) así como una escenografía que señala el clima sentimental de la narración ( caminos, castillo, palacio, porqueriza...) y un conjunto de objetos simbólicos que representan actitudes psicológicas o pruebas simbólicas que los personajes tendrán que superar (dragones, anillos, camisas, pozos...) Muchas veces actitudes psíquicas, tanto positivas como negativas, están representadas por animales.
También con las teorías de la doctora Pinkola Estés hay que valorar el verdadero significado que, según ella, tienen en los cuentos tradicionales cocinar, lavar, barrer, etcétera: «Todas estas metáforas ofrecen maneras de pensar, medir, alimentar, fortalecer, limpiar, y ordenar la vida espiritual». Mucho ojo.

El cuento tiene una estructura fija que consta de tres partes: presentación de los personajes, y sus circunstancias, desarrollo y pruebas a realizar y conclusión o cierre.
Los personajes siempre se enfrentan a un “Conflicto” que deberá resolverse. La peculiaridad del cuento es que los personajes se enfrentan a estos conflictos y es según como los resuelvan, como su destino variará considerablemente. Este clímax de “tensión” explica implícitamente que el tema presentado en el cuento es de suma importancia. Así pues los niños saben con absoluta certeza que el cuento está lleno de indicaciones y símbolos, que perciben claramente, ayudándoles a ordenar y decidir su posición vital. Los niños se identifican con la figura del héroe del cuento y se proyectan en todos los demás personajes (muchas veces es el hermano menor), posibilitándoles una guía de resolución de conflictos vitales. Los cuentos ofrecen un amplio abanico de expresiones de la maduración de un ser humano.